El origen es la causa de todo. El origen es el amor. Amor, que eterno, lo tenía todo pensado. El amor... el amor es Dios.
Acerca de "Derrotas y victorias"
jueves, 12 de septiembre de 2013
Hace doce años.
Hace doce años parecía el día cero de la siguiente guera mundial. El concepto de terror se hizo comprensible para millones de personas. Todos temíamos lo peor. Mis hijos estaban a punto de ver la luz de este mundo sin cortapisas. ¿Qué iban a ver?.
Pasó el tiempo, doce años, y hoy lo recuerdo, aquí, en Valencia, en el bareto de dos, me parece, hermanos musulmanes, mientras me tomo una cerveza delante de sus narices y ellos fríen unas cuantas ristras de goteante bacon de cerdo antes de prepárame un carajillo.
Sería interesante preguntarles acerca de aquel once de septiembre, pero la verdad es qué aún acojona.
lunes, 14 de enero de 2013
Lunes noche
CASI como por encanto surge tras la cortina de la cocina el rostro imperturbable de la vieja cantinela:
Háblame del mar marinero
dime si es verdad lo que dicen de él...
Realmente temblaban las manos que recorrían, aún con delicadeza, la pulida madera de aquella guitarra que desafinada quería romper el murmullo impenitente que se alzaba entre la multitud que llenaba aquella
fonda infecta.
¿Por qué recuerdo está escena de no sé qué vodevil?
¿Qué se traen las neuronas que, cual Hal 9000, pretenden el gobierno de mi nave?
Recordar. Transitar el camino sináptico, la senda trazada por los neurotransmisores.
Me niego a que mis recuerdos sean meras corrientes eléctricas. Si empezamos por esto. ¿Por dónde acabaremos?.
viernes, 11 de enero de 2013
Hace tiempo
Hace tiempo que el tiempo barrió las hojas que marcan su devenir, marcapasos insidioso que no se detiene, sino que avanza, imparable, hacia su destino, aún por escribir, y que determinará un día y una hora para el desenlace.
Y yo, terco, me empecino en no mirar atrás, en no derramar ni una lágrima, en no pronunciar una palabra.
Las palabras, se las lleva el viento. Las lágrimas, evaporadas, no son ni dulces ni saladas, y la mirada, la mirada es la luz que penetra hasta el corazón y allí deja impresa una imagen, señal que lo acompañará para siempre...
Por eso ni hablo, ni lloro, ni miro atrás.