Acerca de "Derrotas y victorias"

EL origen es la causa de todo. El origen es el amor. Amor, que eterno, lo tenía todo pensado. A ti, a mí, al ornitorrinco, al paramecio, a las habas, incluso a las lechugas, sí. (Sólo enumero, no equiparo). El amor... el amor es Dios.

Este espacio está dedicado a las derrotas y victorias del amor, en sus múltiples facetas: amor divino, amor afectivo, amor al conocimiento, a la razón, a la verdad, a los peces de colores.

De cuándo ha perdido el amor y de cuándo ha ganado.

viernes, 17 de febrero de 2012

Entonces, ¿qué quiere decir "confía en Dios"?


¿CUÁNTAS veces me habrán dicho “confía en Dios”?. ¿Cuántas te la han dicho a ti? Pero, qué diantres querrá decir esta frase. Porque confías y confías y no ocurre lo que tú quieres que ocurra. Tienes un problema, no tienes para pagar la hipoteca. Te dicen, confía en Dios. Y sigues sin pagarla. Tienes un problema, tu mujer pasa de ti. Te dicen, confía en Dios. Tu mujer sigue pasando de ti, incluso más. Tienes un problema, te mueres de cáncer. Te dicen, confía en Dios. Sigues mal, mal, hasta que te quedas muerto.
Entonces, ¿qué quiere decir confía en Dios?  Vaya por delante que para Dios nada hay imposible, lo que pasa es que normalmente no va a alterar el orden de las cosas para arreglarte tu problema, ni va a quebrar la libertad de nadie para hacer que te quiera o que le caigas fenomenal. Normalmente no pasa esto. No suele ocurrir así.

Entonces, ¿qué quiere decir confía en Dios? Imagínate a San Pedro camino del martirio, o a tantos otros cristianos camino del martirio. Los demás animándolos: confiad en el Señor, confiad y no quedaréis defraudados. Si ellos pensasen que si confiaban en el Señor, Dios les salvaría del tormento, ¡vaya chasco se llevarían! Pues ellos confiaron, ¡y mira si confiaron! Y el Señor no impidió su martirio.
Entonces, ¿qué quiere decir confía en Dios? A mí también me ocurre a mundo todo eso que he mencionado, pero confía en Dios no es nada de eso, por ello no debes quedar defraudado si no te pasa nada de todo aquello. Es lo normal y Dios sigue queriéndote. Pero ¿qué pasa?.
 Pasa que confiar en Dios es ponerte en sus manos. Es confiar que si no tienes dinero y  pones tu vida en el Señor, verás que el dinero no es el que te da la vida, lo más que le puedes pedir al dinero es que compre cosas. Pero te puedes quedar en la calle, y si tienes el amor de Dios, eres afortunado, lo tienes todo, porque ese amor, te da todo lo que ansía tu corazón. Que te puedes quedar sin mujer porque te abandona, bien, pero si pones tu vida en sus manos, en las manos del Señor, si tienes su amor, puedes seguir amándola, porque el amor lo soporta todo y puedes enseñar a tus hijos que el amor, el de Dios, no se acaba. Que si estás enfermo, que si te mueres, que si sabes que Dios está contigo y que te vas con él, todo tiene otro carácter, otra visión, no tienes miedo. ¿Por qué no tienes miedo? ¿Cómo crees que uno que puede evitar que le fusilen con tan solo renegar de Cristo elige que lo maten y, además, puede perdonar a quien lo mata? ¿Qué hace desaparecer el miedo?
Fíjate que en todos estos casos, aparece el amor. Y donde aparece el amor desaparece el miedo.
Eso es confía en Dios. No es que él te arregle tu movida. Es ponerte en sus manos, confiar en que él te cuida, sentir su amor, vivir de su amor y confiar en que lo que permite que te pase tendrá su sentido, o por su causa o por sus frutos o yo qué sé, por lo que sea.
Confía en Dios. Dios es amor, y donde hay amor, no hay miedo. No temamos pues, en fin, en fin.

viernes, 10 de febrero de 2012

Mi buena estrella.

SABES que no hay vuelta atrás. La suerte está echada. Las hojas, unas, abandonaron sus árboles, sólo quedan las ramas, otras sus libros, sólo quedan las tapas. Ya queda poco por escribir. Total, para que se lo lleve el viento. El viento y la mala suerte. Como un árbol desnudo cantábamos. ¡Que tengas suerte!, también cantábamos. Y pasó el tiempo y se acabaron los sueños. Ahora, entre lágrimas, veo como la luz extiende el universo delante de mí y yo no puedo más que verlo desde aquí, maldiciendo mi suerte, preguntándome todo el día ¿qué fue de tu buena estrella? ¿En qué galaxia andará?.

viernes, 3 de febrero de 2012

Vida. Crónica nocturna.

PERTINAZ sequía del alma, que busca refugio fuera del desierto y, ¿qué encuentra?. ¿Adonde iría si no tuviera que volver?. ¿Cuáles serían mis pasos si...? Pero he de volver, quiero volver. Volver donde se combate, donde la vida se abre camino a pesar de todo. Donde vivir es morir un poco cada día, pero es vivir.
¿Quién teme a la verdad?. La verdad puede herirte, puede hacerte daño,  pero es la verdad, y es lo que es. Es lo que hay. Cuanto antes te hagas a ella, mejor para ti.

Vida. Crónica.

COMO no podía ser de otra manera, y ya llueve sobre mojado, el recurrente pensamiento de "qué hubiera sido mi vida si “, invade mi alma.
Estoy cuidando un examen de la asignatura de Bioindicadores. Hay pocos alumnos. Dos chicas, repetidoras, y dos chicos, de este año. Es una asignatura optativa. Es muy difícil que copien, son cuatro, cuatro gatos, por lo que puedo escribir un poco.
Hay menos alumnos de los que son porque hace tan sólo tres días fue el entierro de una de sus compañeras. Murió en un accidente de tráfico. Dicen que ha afectado al grupo. Lo creo.
La muerte siempre que se presenta no deja indiferente al ser humano. Es posible que sea una de las características propias de él. La consciencia de la muerte, que condiciona la vida humana. Incluso San Pablo dirá por el miedo que tenemos a la muerte vivimos sometidos a la esclavitud del pecado ya que queremos evitar incluso la sensación anímica de la muerte. Pero volvamos a donde estábamos. Esa consciencia de la inevitabilidad de la muerte corroe la existencia humana. Tenemos un final. Y no lo parece. Y por no parecerlo, cuando la muerte se presenta en nuestra vida, como en la de estos estudiantes, bueno, y en la de toda la universidad, no te deja indiferente. Y tú, de alguna manera, dialogas con ella, pero a la segunda frase quieres huir. Escapas de ti mismo, de tu realidad. No puedes creer, o quizás mejor, pensar, que tú tengas un final. Porque creer lo crees, es indudable que somos finitos, pero pensarlo, amiguito, eso es otra cosa.
Y te puede ir bien, y te puede ir mal, y te puede ir fatal, pero de la muerte, que podía ser una salida a tanto sinsabor, ni hablar.
Y yo me pregunto, ¿Qué tendrá este valle de lágrimas que todos están jodidos pero nadie quiere morirse?.
Yo, particularmente, creo en la vida eterna, la vida no es sólo ésta ni esto, hay más, pero eso de morirme... ¿Y sí duele?.