Acerca de "Derrotas y victorias"

EL origen es la causa de todo. El origen es el amor. Amor, que eterno, lo tenía todo pensado. A ti, a mí, al ornitorrinco, al paramecio, a las habas, incluso a las lechugas, sí. (Sólo enumero, no equiparo). El amor... el amor es Dios.

Este espacio está dedicado a las derrotas y victorias del amor, en sus múltiples facetas: amor divino, amor afectivo, amor al conocimiento, a la razón, a la verdad, a los peces de colores.

De cuándo ha perdido el amor y de cuándo ha ganado.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Sofistas

Acabo de leer algo realmente fantástico, hacía tiempo que no veía un sofisma tan osado, tan atrevidamente descarado que o bien la que lo ha escrito se cree tan superior a los demás que nos pretende con el cerebro de mosquito o bien la que tiene el cerebro de mosquito directamente es ella.
Está haciendo una apología del aborto y la nueva ley, aquí tienes un enlace allí, y en esas nos espeta lo siguiente:
 "¿es, acaso, razonable mantener que las chicas no tengan capacidad para decidir abortar y sí para decidir ser madres -sin consultarlo, tampoco-?"
equiparando ambas situaciones, es decir la de un embarazo, y la creación de un nuevo ser humano, independiente, una nueva criatura, diferente de su madre y de su padre, sobre la cual nadie tiene ningún derecho a decidir sobre si debe vivir o no,  al igual que nadie lo tiene sobre tu vida o la mía o la de cualquier otro. Bien, intenta igualar este hecho, ponerlo al mismo nivel, que el de abortar a esa criatura incipiente, sea deseada o no, ya que esa cuestión no puede ser relevante para decidir si alguien vive o no. Imagínate si existiera un derecho a matar a la gente que deseas tener o no en tu vida. Bueno, eso sería en algunos casos bastante traumático, por lo menos en algunas ocasiones.
Estas pretendidas personas desarrollan una serie de sofismas  para tratar de llegar a la gente, y en este caso a las niñas, para llevarlas  (realmente no sé con qué finalidad) al equívoco y al callejón sin salida de una decisión que las marcará para toda su vida, hiriéndolas en lo más profundo de su ser, ya que ninguna madre que haya matado a su hijo puede volver a vivir, a levantarse cada mañana, a acostarse cada noche pretendiendo que no ha ocurrido nada, que ella no tiene nada que ver con eso, que solo fue un mal día.
Su vida se transforma en una carrera, en una huida de no saben qué, en una búsqueda de algo que les vuelva a llenar el vacío que se originó en su interior.

Me dirás que como lo sé.
Y yo te diré: Porqué lo he visto, lo he vivido. Una persona muy próxima a mí estaba, aún estará en esa situación, y aún andará huyendo, huyendo de si misma hasta que alcance el perdón.
Y, ¿quién la perdonará?...
Aquel que la conoce y la ama. Aquel que la conoce y la ama como es.
Solo el amor de Dios puede curar esa herida... como tantas otras.

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