LA memoria de Dios, la que tú y yo deberíamos tener. Dios sólo se acuerda de lo bueno. Lo malo lo olvida. Todo lo malo que he hecho, Dios lo ha olvidado. Hace borrón y cuenta nueva. Sólo permanece en él lo bueno que he hecho. El amor que he practicado. Lo que he amado.
Por eso la memoria de Dios, su mala memoria, es mi salvación.
¿No quieres tú tener esa memoria y poder perdonarlo todo, excusarlo todo, creerlo todo, soportarlo todo?.
Yo sí.
Bibliografía: Col 2,14, 1ª Cor 13, 1-13, Jn 8, 11, Mt 18, 21s, et sic ad infinitum…
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