Acerca de "Derrotas y victorias"

EL origen es la causa de todo. El origen es el amor. Amor, que eterno, lo tenía todo pensado. A ti, a mí, al ornitorrinco, al paramecio, a las habas, incluso a las lechugas, sí. (Sólo enumero, no equiparo). El amor... el amor es Dios.

Este espacio está dedicado a las derrotas y victorias del amor, en sus múltiples facetas: amor divino, amor afectivo, amor al conocimiento, a la razón, a la verdad, a los peces de colores.

De cuándo ha perdido el amor y de cuándo ha ganado.

lunes, 29 de marzo de 2010

Los paramecios no entierran a sus padres.

NI las bacterias ni los paramecios, entre otros, pueden ir de entierro, y además como no tienen álbum familiar, no pueden conocer ni a su padre o ni a su madre.

“¿De qué vas?” Puedes estar pensando ahora mismo, y no sin razón, pero te saco de dudas ahorita ya:

Los seres unicelulares, a no ser que les ocurra un accidente, o un enemigo (otro ser vivo o una sustancia) acabe con ellos, no mueren. Fíjate en un paramecio por ejemplo. Éste es un ser unicelular, un protozoo que habitas las aguas dulces.

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Cuando a un paramecio le llega la hora de reproducirse, primero intercambian material genético con otro (conjugación), pero después, y es a donde queríamos llegar, llega la división celular. La célula que se reproduce, llamémosla madre, se divide en dos células hijas.

Aquí es donde quiero detenerme. La célula madre se divide en dos hijas, que se separan y siguen su vida, pero no hay ya más célula madre, no hay cadáver, no muere.

EL paramecio no ha muerto. Es verdad que el individuo madre ya no existe, desaparece esa individualidad, y se ha transformado en dos nuevos individuos, pero no ha muerto en sí.

Su vida se transforma en dos, podríamos decir que fructifica en dos vidas nuevas, pero no se ha producido una muerte. No ha habido un fallo en las funciones vitales, no ha habido un shock funcional, ni ha dejado de tener ese impulso vital que anima a la materia, simplemente ahora es… dos células.

Think about it.

Just another silly thing.

sábado, 27 de marzo de 2010

Vivir.

¿QUIÉN diría que cinco letras lo son todo?.

Vivir.

Pero la dialéctica no está en vivir frente a morir, sino en estar vivo frente a estar muerto.

Porque vivir y morir forman parte de la misma realidad. En sentido biológico cada día que vives es un día más que vas muriendo, un día menos que te queda para morir. Y en el sentido trascendente, o que  permanece más allá  de uno mismo, vivir y morir pueden llegar a confundirse, ya que morir es vivir entregando tu vida. Vivir dándote, vivir muriendo por alguien, quizás por tu mujer, o por tus hijos, o por tu madre o tu padre, o por algún hermano o por algún amigo o por alguien que no conoces o incluso, en su versión más heroica, por un enemigo…

¿Quién puede vivir así?. ¿Quién puede morir así?.

Puede morir quien recibe la vida, no de sí mismo, pues nadie puede darse la vida. Puede morir quien tiene una vida que no se acaba nunca, que aunque muera vivirá.

Seguro que conociéndome, sabes a qué me refiero. Ven y lo verás.

Shalom.

sábado, 20 de marzo de 2010

De la vida II

SÍ me importa el origen de la vida, quién está detrás de todo ello. Quién, como decía Einstein, no jugaba a los dados cuando se inventó esta cosa que es el universo, la organización de la materia, el ir y venir de la energía, el nivel superior de organización, inteligente hasta tal punto de querer perpetuarse, la vida. (Hay que tener cuidado con el lenguaje que se utiliza, yo por ejemplo, con la frase anterior, acabo de dotar a la vida de una cualidad que obviamente no tiene, que es la inteligencia, ya que la vida en sí no es ni torpe ni inteligente, ni guapa ni fea, ni “ná” de “ná”, puesto que la vida es, podríamos decir, un fenómeno, no un individuo).

Tenemos tanta costumbre de utilizar la prosopopeya, que llegamos al absurdo, en un mundo que cada vez deshumaniza más a los humanos y humaniza más a las cosas.

Cosificar a las personas, personificar las cosas, valiente asunto.

Los humanos divagamos, las piedras no.

martes, 16 de marzo de 2010

Mi tía Ampa.

ESTOY tomando un zumo de naranja en un viejo tazón de mi tía Ampa. Ella, mi tía, está en un rinconcito del Cielo, del Paraíso. Tiene impreso, el tazón, una especie de grabado que me parece representa una antigua escena de molienda de café. Me gusta. Normalmente tomo el zumo en vaso transparente y de cristal, pero hoy tengo el de mi tía. 

Mi tía, mujer, virgen, cristiana, fecunda.

Cuando nos dejó mi tía, ya hace unos diez años, tomé de su casa como recuerdo este tazón y algunos libros. Dos de ellos son de Santa teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz. Ahí es nada. Uno de ellos tenía, tiene, unas estampitas con los votos que mi tía hizo en su momento, y que renovaba cuando tocaba, de consagrar su vida, en cuerpo y alma a Jesús. Un tesoro.

Siempre me acogió en su casa cuando se lo pedía. Me preparaba el café con leche del desayuno en este mismo tazón.

La añoranza es dolorosa pero también es hermosa. Visitar el recuerdo, revivir el cariño. Rememorar su fe, su templanza. Aquella casa, con olor a mi tía, a mis abuelos que aún se percibía.

Recuerdo que poco antes de morir me dijo que no tenía miedo, que tenía preparado el hatillo, que el Señor dispusiera de ella cuando quisiera.

Cuando murió, lloré, pero en mi corazón había un poso de alegría que es el que ahora tengo al recordarla: ella está donde ella quería, junto a quien ella quería. Nos precede, como otros le precedieron a ella, allí en la ciudad que no necesita ni de sol ni de luna que la alumbren, porque la ilumina la gloria de Dios, y su lámpara es el Cordero.

lunes, 15 de marzo de 2010

Fe, blogs y otras cosas…

¿PARA qué un blog? ¿Para qué hablar, escribir, decir cosas que para la mayoría de la gente no significan nada?… Yo, a veces, apremiado por una necesidad de comunicar algo, abro el blog y escribo. Escribo con fruición, como si el tiempo se acabara, como si nada más pudiera tener lugar, como si el mundo estuviera a punto de despedirse de todos nosotros, incluso del sol y de la luna, compañeros irrenunciables a través de su milenario devenir por el universo.

Hoy he proclamado mi fe ante las gentes. Las maravillas de Dios en mi vida. 15 de marzo de 2010. Como un sello en el corazón, como tatuaje en el brazo. El amor es fuerte como la muerte, las aguas no lo apagarán.

Busqué el amor de mi vida, lo busqué sin encontrarlo, encontré el amor de vida, lo he abrazado y no lo dejaré jamás.

Un blog es para la vida, para vivir, para abrir los ojos del corazón, que los tienes en tu cara, y comerte las letras, como en una sopa, y al digerirlas, escribir tu propio post, tu propio guión que te lleve a donde no esperabas ir pero sí querías llegar.

Con afecto, siempre tuyo,

Juancho.

viernes, 5 de marzo de 2010

Otra vez en marcha. 7 de marzo, en Valencia, a las 12 h. en la Plaza de la Virgen.

OTRA vez nos vemos para que se oiga la voz de los que estamos por los más débiles, los que no pueden defenderse.

Por esto ahora me llaman facha, conservador, fascista. Yo digo: cuando era joven era tipo progre, defendía a los más débiles, las causas perdidas, en fin, toda cosa que consideraba injusta era un motor para mí.

Ha pasado el tiempo y sigo, gracias a Dios, defendiendo a los más débiles. Y es que ahora hay  otros que son más débiles aún que los de entonces, y son además de débiles, indefensos, y chiquititos, muy chiquititos, como tu y como yo cuando teníamos su edad. Y aún te puedo decir otra cosa, son inocentes, no han tenido tiempo de hacer ninguna tropelía, que seguro que harían al crecer, si les dejaran crecer.

En fin, te pongo este video.

Yo añadiría algo a este video.

Parece que una vida sólo es importante si es la de un triunfador, pero yo creo que cualquier vida, es decir cualquier persona es una persona, amada por Dios hasta el infinito. Da igual cual sea su condición, su situación, su lo que sea. Jesús fue colgado de la cruz por cada una de las personas que ha habido, que hay y que habrá. Y es más, ahí está la gracia, resucitó, para que la muerte no tenga ya ningún poder sobre nosotros, que apoyado en él el sufrimiento no te destruya, no te mate, y llevarnos con él a la vida eterna

Todos tenemos esa suerte.